Cada diciembre remite -y se prolonga hasta que llegan los Reyes Magos- al arbolito, los globos metalizados y las guirnaldas de luces; al pan dulce, los turrones, los sanguchitos, la sidra y los regalos... Y también cada año reaparecen en las pantallas películas de títulos míticos.
No son recomendadas por los críticos y es relativo su aporte artístico al cine. Están plagadas de argumentos previsibles, con lugares comunes y el final siempre es feliz. Pero si el control remoto pega sin querer en una escena de alguno de esos filmes ya vistos hasta el cansancio, no es de extrañar que todo niño de 0 a 90 años se detenga a mirar, si no la escena siguiente, el resto del largometraje.
LA GACETA propone la mirada de dos especialistas y una lista de las 10 películas más vistas cada vez que llega fin de año.
Puntos de vista
Escapes cinematográficos para recuperar cierta felicidad
Por Nicolás Capola / productor y director de cine
Volver a ver ciertas películas se vincula con revivir la infancia y un momento que generalmente es muy feliz a esa edad. Fin de Año tiene el encanto de lo mágico; es un tiempo en que escapamos de la realidad y “creemos” en algo tan poco creíble como que un señor gordo y unos reyes traigan regalos.
El ser humano necesita de esos escapes para recuperar cierta felicidad, y el cine en gran medida es eso. Hay momentos de la historia que el cine reflejó, y sigue reflejando algo de realidad, como el neorrealismo italiano, pero siempre necesitamos esa huida. En el mismo neorrealismo hay películas como “Milagro en Milán”, de Vittorio de Sica. Pero no olvidemos de que es un escape de la realidad, de conocer lugares a los que nunca fuimos o que no existen. Hay un cine en Barcelona que en la puerta tiene un tapete que anuncia: “Reality ends here” (la realidad termina aquí).
En ese sentido, para los niños todas esas historias de los grandes estudios son mágicas y para nosotros, los grandes, significan revivir esa infancia, recuperar algo de todas nuestras navidades, de momentos vividos, de personas que ya no están.
Gran parte de mi generación se crió con el VHS y con películas navideñas en los canales de aire. Era un momento esperado de compartir en familia. Hace unos años un cine local armó una programación por la mañana, en la que la semana previa a la Navidad pasaban clásicos. Para mí esa fue una idea brillante; recuerdo que llevé a mis hijos a verlas a todas, y estaban maravillados con esas historias.
En la Argentina no es tan común, pero en otros países en esta época las salas se llenan de películas temáticas. Siempre pensé que sería lindo tener algo así y propio, no que todas las historias sean en paisajes con nieve.
Respecto de las plataformas de streaming, son como la versión moderna del VHS.
Si bien sigo siendo defensor del cine y de ver cine en comunidad, creo que constituyen una ventana muy potente de exhibición. Este año, ahora que las salas están abiertas, tuve la ilusión de que repitieran la exhibición especial de películas navideñas. No se dio, pero seguramente en familia veremos algún estreno de la temática vía plataforma.
El placer imaginario de olvidar temporalmente
Por Gabriel G. Artaza Saade / Psicólogo
El cine y el psicoanálisis surgen en la historia de la humanidad de manera simultánea. Sigmund Freud es popularizado por “La interpretación de los sueños” en el mismo momento en que los hermanos Lumière generan las primeras imágenes cinematográficas. De ahí que una definición posible del cine es la de ser una maquinaria onírica, aquella industria que puede montar en imágenes visuales -al igual que en los sueños- nuestras fantasías más originarias.
Ahora bien, ¿por qué volvemos a ver las mismas películas?
Por un lado, hay una actitud reparadora -diría Françoise Dolto- en esta conducta. Dicho de otro modo: nuestra compulsión a repetir es un intento por reparar aquello del pasado que quedó reprimido (y es prohibido). Es decir que entraña un aspecto nostálgico que pone en juego lo infantil, aquel tiempo en que creíamos en Papá Noel y en los Reyes Magos.
Por otro lado, al volver a ver las mismas películas nos transportamos imaginariamente a ese momento paradisíaco en que la muerte y la diferencia sexual no existían en nuestro psiquismo.
Necesitamos repetir esas vivencias a través del placer imaginario, para “olvidarnos” temporariamente y no para no caer en la tristeza ni en el cinismo, que es una posición posible y frecuente en los no creyentes.
Las películas que más se repiten
Mi pobre angelito
No importa que ya haya pasado Navidad, “Mi pobre angelito” es la más vista. Chris Columbus la dirigió en 1990 y hay un reboot que se estrenó directamente en streaming. Cuenta las aventuras de Kevin (Macaulay Culkin), un niño que no vive muy contento con su familia y que pide un deseo para Navidad: estar solo. El sueño se le cumple, y mientras él está solo en casa, sus padres están desesperados en el aeropuerto, intentando volver y encontrarlo sano y salvo.
Mi pobre angelito 2
Es la secuela, que también se vuelve a ver. Esta vez Kevin, en lugar de quedarse solo en su casa, termina solo en Nueva York.
El Grinch
Es una especie de ogro verde que siempre ha vivido aislado en la cima de una montaña. Lo que le destroza los nervios son los villancicos que se cantan en el pueblo. Para vengarse decide robar los regalos de Santa Claus. Esa es la sinopsis de la reciente animación, si bien más conocida es la película con Jim Carrey, dirigida por Ron Howard en 2000, un clásico recurrente de esta época.
Santa cláusula
Tim Allen personifica a Scott, un hombre que termina convirtiéndose en el nuevo Santa Claus, luego de que el anterior muriera en su casa. La dirigió John Pasquin en 1994.
Santa cláusula II
Se trata de la segunda parte de la famosa película original. Esta vez el nuevo y querido Santa se enfrenta a dos problemas: su hijo se porta mal y debe conseguir una Mamá Noel para no perder su puesto en el Polo Norte.
El duende
Will Ferrell es Buddy, un elfo. Aunque ha sido adoptado y educado como un duende de Papá Noel, quiere conocer a su verdadera familia y se dirige a Nueva York. En ese momento comienza su aventura. Dirigida por Jon Favreau en 2003.
Realmente amor
Comedia romántica que se desarrolla a fin de año. Son diferentes personajes cuyas historias de vida que se conectan para las fiestas. Gran parte del éxito radica en el elenco coral: Hugh Grant, Liam Neeson, Colin Firth, Laura Linney, Emma Thompson, Alan Rickman y Keira Knightley, entre otros. De 2003, dirigida por Richard Curtis.
El expreso polar
La clave de esta película es el trabajo de animación, que hace que los personajes se vean muy reales. Dirigida por Robert Zemeckis, con Tom Hanks en el doblaje protagónico. Un niño intenta oír el tintineo de las campanas del trineo de Santa Claus. A sólo cinco minutos para la medianoche, un ruido lo sobresalta: un reluciente tren negro frena frente a su casa para llevarlo al Polo Norte.
Los fantasmas de Scooge
Adaptación en animación 3D de “Cuento de Navidad”, un clásico de Charles Dickens, dirigida por Robert Zemeckis. Narra la historia de Ebenezer Scrooge, que comienza las vacaciones de Navidad con su habitual actitud despreciativa y sus bruscos modales hacia su fiel empleado Bob Cratchit y su alegre sobrino.
El extraño mundo de Jack
Fantasía oscura animada en stop motion en 1993, dirigida por Henry Selick, producida y concebida por Tim Burton. Cuenta la historia de Jack Skellington, el Rey de la Ciudad de Halloween, que tropieza a través de un portal a la Ciudad de la Navidad y decide celebrar la fiesta. Una historia original con personajes memorables.